viernes, 11 de julio de 2014

"Neuquén Contemporáneo Confluencias"



Estaba fastidiado. Había considerado no escribir sobre el evento que se está desarrollando en simultáneo en varias salas de Neuquén y algunos espacios al aire libre, pero al final opté por lo contrario. Como dice el refrán, "el que calla otorga". No digo evento artístico por creer que lo que se expone no son objetos artísticos, salvo excepciones. Hoy, no todo lo que se cuelga en una galería o museo es arte y no todos los que se llaman artistas lo son. Esto es importante que quede claro desde el comienzo. 


Por Rubén Reveco, licenciado en Artes Plásticas


Artistas o no

A lo que denominan como “arte contemporáneo” no le estoy negando el derecho de manifestarse porque son expresiones que tienen el propósito de decir algo y también formar parte de nuestra vida social y cultural. Pero se las debe categorizar de otra forma. Una cosa es el arte y otra cosa es lo que nos quieren vender como arte.
Cuando aparecieron las llamadas performance, instalaciones, conceptualismo, videos y otras realizaciones -bastante antiguas, por lo demás- debían ocupar un espacio físico y categorizarse. Algunos solucionaron el problema de un modo simple: a nuestras queridas y antiguas artes plásticas las transformaron en artes visuales, un contenedor mucho más amplio e indefinido que se lo llenó de objetos y acciones de dudosa reputación.




Introducción a la Confluencia 

El primer párrafo del folleto de presentación escrito por el director el MNBA de Neuquén, Oscar Smoljan, alma mater de la mega realización, dice: “Las obras de más de cuarenta artistas plásticos (en realidad 51 en total, 39 mujeres y 15 hombres) del Alto Valle de Río Negro y Neuquén, están aquí, frente a nosotros, como protagonistas de estas Confluencias, la muestra que pone en valor a los creadores de la región, convocados en torno a esta palabra (“Confluencia”), tan cercana a nuestra identidad patagónica, que es a la vez definición geográfica e idea fuerza (…) Se trata de un acontecimiento tan relevante como inédito, que ocupa los más destacados pero a la vez diversos escenarios culturales de nuestra ciudad como el Museo Nacional de Bellas Artes, la sala Emilio Saraco, el Paseo de la Costa, las bodegas NQN y familia Schroeder, la sala de arte de la Fundación OSDE y por supuesto la vía pública”  -concluye. 
Smoljan es un funcionario bien intencionado pero aun no comprende que todas estas realizaciones han fracasado y mientras más perseveren seguirán fracasando porque al público cuando le dicen “arte” lo que quiere ver es arte.

Una mención especial a la familia Schroeder (dueños de una hermosa bodega vitivinícola) que en el espacio que destina para exposiciones de arte no permite nada que ofenda a la moral y a las buenas costumbres. Léase: pinturas realistas con temas de desnudos o en contra de creencias religiosas.


Para los amigos que no conocen Neuquén, al norte de la mítica Patagonia, les cuento que está en la unión de dos ríos -Limay y Neuquén- y ambos formar el Negro. A esta región se la llama “Confluencia”. Zona bastante árida, conquistada a sangre y fuego en la década del 80 del siglo XIX. De ahí en adelante comenzaron a llegar inmigrantes de todo el mundo y a modificar el paisaje con pala y azadón. El progreso trajo ciertos desequilibrios pero también muchas ventajas para sus nuevos pobladores. En la primera mitad del siglo XX fueron productores frutícolas que cultivaron sus chacras en el valle con mucho esfuerzo y tesón. Desde 1960, con la explotación de los hidrocarburos en Neuquén y la construcción de las represas hidroeléctricas en los cauces de los ríos que -además de generar energía- evitaron nefastas inundaciones, se produjo un crecimiento demográfico muy importante. Aparecieron los comerciantes y más inmigrantes (esos que querían hacer fortuna rápida) y nacieron los nietos de los antiguos chacareros que ya no les gustaba trabajar la tierra y que sólo ambicionaban ser empleados públicos. Ahí fue donde cambió el paisaje socioeconómico dramáticamente. Ese es el verdadero responsable del desequilibrio social. No por la pérdida de las bardas que como patio casero servía para jugar; o porque la abuela ya no hace mermelada; o porque las mujeres mapuches tejen cada vez menos; o por la llegada de un centro comercial nuevo; o la creación de un barrio privado. No me gusta esto de demonizar el progreso. ¿Quién estaría dispuesto a volver a viajar a caballo o en carreta tirada por bueyes, sin luz eléctrica y sin gas natural con tal de no lesionar el paisaje?




Por sus obras los conoceréis

Entonces, bajo esta consigna se convocó a los interesados a participar (artistas o no) y se inauguró el 7 de noviembre con “bombos y platillos” 40 de más de 200 proyectos presentados. ¡Éxito total! Después de los discursos que trataban de convencernos que seríamos testigos de algo realmente importante, pasamos a contemplar las “obras de arte”. Algunos -ex artistas- estaban cumpliendo el sueño de exponer en el Museo Nacional de Bellas Artes. Como “la casa se reserva el derecho de admisión” y sigue vedado el ingreso para los anacrónicos pintores neuquinos, salvo honrosas excepciones, tuvieron que disfrazarse de “contemporáneos” y por fin lo lograron.


¿Quedó claro?


Empiezo por el cartelito

En una muestra de pinturas uno recurre al cartelito ubicado al pie de la obra para informarse del nombre del cuadro, qué técnica usó el artista y... nada más. El nuevo espectador ante la obra “contemporánea” está obligado a leer una larga explicación y si osa negarse quedará sumido en un profundo estado de ignorancia. Sin esa explicación lo expuesto no tiene ningún sentido porque no hay valores de tipo estético que juzgar.
El arte realista no requiere de explicaciones, el abstracto queda a la libre interpretación del espectador, pero el “contemporáneo” no es nada si no tiene el cartelito explicativo y que es como el corazón que bombea sangre por todo el torrente sanguíneo. Y el autor del texto del cartelito es un ser casi mítico, casi sagrado y que sana todo nuestros males, como la ignorancia, por ejemplo. Es el CURADOR. 



La permanencia del dogma


Esta figura sacrosanta lo explica y su palabra es la ley. Nos dice que no hay fórmulas ni reglas ya que todo depende del contexto en que se presenten y el contexto es su obra. Por eso puede estar en el museo más prestigioso o en un baldío pero si él dice que es arte, arte es. Es por eso que una pieza atravesada con cables en diagonal, una torta artificial, una grabación de sonido ambiente, una pantalla con imágenes, un rectángulo de tierra con una huella de tractor, ceniza de un volcán con un rastrillo son lo que son; pero en el museo, con el discurso del curador, parece que son arte.
Ana María Battistozzi y Matilde Marín fueron las curadoras del "Neuquén Contemporáneo Confluencias", contratadas especialmente desde Buenos Aires. Es irrelevante hablar de ellas. Forman parte de un sistema degradado que las  beca, las premia, las adula, las quiere… creen estar en la cresta de la modernidad como ocurre en la Bienal de Venecia o en la de Sao Pablo. En realidad con su discurso indescifrable sólo han logrado alejar más y más al espectador del arte. Todo el llamado arte contemporáneo es parte de un sistema que se sostiene a sí mismo y el curador es un eslabón más. Un dogmático que no fija parámetros de calidad o todo lo relativiza. No debaten y preguntar por la calidad de lo que eligen como obra de arte los ofende.
Y nosotros (como buenos ignorantes que somos) seguimos sin entender qué vuelve a eso valioso, qué hace de estas expresiones de mínimo esfuerzo intelectual algo que deba ser elevada a categoría de arte.





No todo es lamentable

Entre lo poco que pudimos rescatar (confieso que no vi todo) está una instalación donde la realizadora hace participar involuntariamente a cientos de insectos, le reconozco un esfuerzo y prolijidad. Además de macabro es tierno y esperanzador. La luz al final del túnel.




En este caso las curadoras me han sorprendido. Recuerdo una historieta de lo más inocente y tradicional y que entre la parafernalia no entendí que hacía ahí. Quizá las cautivó la historia; algo que se trata de publicitar para atraer crédulos y que tiene que ver con fantasmas en la llamada Casa Talero, un deteriorado “castillo” de comienzos del siglo XX. ¿Qué hacían ahí esas simples y tradicionales páginas de cómic? Nunca lo sabremos.




Ceniza de volcán y artefactos que hay que tener en cuenta en caso de una nueva erupción. El arte contemporáneo siempre está alerta.



El reino del mediocre 

¿Qué hacer? Hasta hace poco los que vivimos en este rincón olvidado del mundo éramos testigos lejanos de la depredación en el terreno artístico, pero eso pasaba en otras ciudades mucho más  importantes del mundo. Ahora ha llegado a esta región y muchos artistas abandonan sus pinceles porque es más entretenido y fácil (obvio) hacer estas realizaciones. Ya no es necesario tener talento, ahora estamos viviendo el reinado de la mediocridad con la complicidad de ciertos artistas, la prensa, los funcionarios que nada saben y los teóricos que creen saber todo... 
“Quizás aquí esté el mensaje de esta muestra: la ciudad donde confluyen el talento, las ideas, la fuerza creativa de los hijos de la Confluencia, convocados por esta identidad y el respeto al otro, potestad casi mágica del arte y la Cultura que nos ayuda a superar las dificultades, las encrucijadas colectivas y los callejones sin salida.” 
No hay dudas que cuando habla de “talento” no nos referimos a lo mismo. Pero en algo Smoljan tiene toda la razón: estamos en un callejón sin salida.




Algunas perlitas a modo de ejemplo 

Dice el mencionado cartelito de esta obra ubicada cerca de la cafetería del Museo que: “la mesa es la tierra, la torta es el paisaje patagónico, las cucharas rotas y prensadas hacen referencia a lo que se han servido de los recursos presentados en la mesa...” 
Y continúa: “La obra se compone con materiales descartables y la mayoría de los elementos están pintados de blanco, aludiendo al paisaje que se va desgastando, perdiendo su color, en cambio las bandejas están pintadas a color, representando las porciones de un paisaje servido”. 
Y termina de un modo genial: “Al hacer una analogía del mal uso y/o abuso de los recursos naturales, representados como comida, se elige la cafetería del MNBA para completar el concepto”.



En este caso la artista está preocupada por el “significativo avance vial por sobre la geografía del Alto Valle y la manera que es modificada la cotidianeidad de sus habitantes” 
¿Pretende la artista que no se hagan caminos? Debería exigir a las autoridades que se construya una autopista, el mejor modo de salvar vidas.


Esta obra se llama “Manzanas privadas” y -como se aprecia- se colgaron sacos contenedores de fruta vacíos demostrando con esto “la realidad actual en las chacras de producción frutícola que son desmontadas para lotearlas y convertirlas en barrios cerrados...”
Me parece que no se comprende la problemática frutícola. La culpa no la tienen los “negocios inmobiliarios”, sino la inexistencia de políticas económicas para el sector. Además, a los nietos de los chacareros ya no les interesa la producción de manzana o peras, ellos están tratando de entrar a trabajar a la administración pública. Quieren ser burócratas...

Ver






“La intensidad con que se modifica la ciudad nos moviliza”, expresan las artistas de este proyecto llamado “Encuentros cartográficos”. En general, veo mucha preocupación por la demografía. Cómo evitar que una ciudad crezca parece ser la finalidad. Es uno de los pocos trabajos presentados en que las artistas pintaron una serie de cuadritos de vistas aéreas. Gran esfuerzo y prolijidad.






Finalmente esta práctica de tejer, enlazar, bordar también tuvo una expresión recurrente. Las únicas tejedoras de verdad son las mujeres mapuches que a pesar de todo continúan una tradición milenaria y lo hacen de un modo hermoso. El resto no tiene sentido.

Esperanza no te pierdas


Es bueno saber que vivimos un período decadente ya que de toda esta malaria tendrá que salir algo bueno. Siguen naciendo talentos con un enorme potencial que –en lo posible- tendrán que evadir las escuelas de arte, no dejarse influir por los teóricos hiper intelectualizados (no saben lo que es emocionarse) y acostumbrase por un tiempo a ser parte del “Salón de los Rechazados”. No habrá sido la primera vez.





Nota de la Redacción: 
Artículo recuperado del blog Resistencia Realista
Publicado el 20 de noviembre de 2013


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